Carmen Salinas quien no solamente distribuía chayote entre los pseudoreporteros sino que también les repartía electrodomésticos, que los mismos disque periodistas presumían como si no fuera una actitud antiética aceptarlos, no fue recordada por el público como se recuerdan los grandes ídolos -que según las plumas prepago describían que ella era-, ni tampoco el pasado 5 de octubre que se cumplió un año más de su natalicio, los chayoteados tuvieron la intención de homenajearla o por lo menos juntar "una vaquita" para una misa, aunque fuera en una iglesia de las calles Sullivan, lugar en donde a plena banqueta, fue despedida de cuerpo presente, el mismo día de su fallecimiento, en el único homenaje para quien en vida, los halagos llegaban como intercambio de los regalos. En consecuencia, está claro que el peor balance vivencial al momento de tener que rendirlo, es aquel que se basó en el engaño, porque se puede engañar a muchos pero no a uno mismo.