sábado, 19 de febrero de 2022

MANIPULADA LA PROTESTA DE PERIODISTAS EN MEXICO

 






























Para cualquier sociedad cuerda, es una desproporción que se realice una protesta periodística si los informadores están ganando un poco más de 35 millones de pesos anuales, cuando que no  se asesinan  de manera anual ni al uno por ciento de trabajadores de la comunicación. Sin embargo enfrascarnos en ese análisis fácil y oscuro sería tan absurdo como la declaración de protesta que el reportero Rodolfo Montes  expresó en la conferencia matutina del presidente López Obrador, en donde fue claro en señalar que la inconformidad  que a nombre del "gremio periodístico" representaba, no es por el caso de un periodista en particular sino por los asesinatos a informadores desde la época de Calderón,  de Peña, de otros gobiernos hasta el actual. Es decir, debemos incluir en la protesta para este gobierno, desde  los brutales asesinatos de Salinas de Gortari a adversarios  de la información, y las oscuras etapas de Luis Echeverría y Díaz Ordaz; - lo que también resulta un absurdo y una evidencia  de la manipulación de la protesta periodística en la conferencia  mañanera del Presidente actual, que por golpeadora no fue seguida por todos los reporteros, por lo que no se interrumpió la sesión preguntas-respuestas que se acostumbra y existieron otras posturas reporteriles que expresaron el plan embustero de fondo para entorpecer un proyecto de gobierno legitimo.   Se puede observar  con claridad esta  manipulación de la protesta  de periodistas en México, porque a la misma no se acompaña ni de  un pliego petitorio ni  de aportaciones con claridad, para remediar el problema, y  porque la manera de protestar de reporteros en la cámara de senadores y de diputados fue diferente a la de Palacio Nacional en donde ahí sí se está de cara al Presidente y a la nación, porque de tratarse de una actitud característica y genuina de los informadores, la misma se hubiera dado cuando el pueblo reprochaba los discursos de Felipe Calderón en el fraude del 2006, o cuando las protestas para Peña Nieto que  solamente se hacían en el extranjero al interrumpir sus eventos por la matanza de Ayotzinapa, o  no hubiera existido el silencio informativo absoluto en las matanzas estudiantiles de Díaz Ordaz  y luego de Echeverría, o porque casualmente todos los reporteros que ahora protestan, son asalariados de los medios de control empresariales y de aquellos que gozan de amplias oficinas y estudios de trasmisión en la Ciudad de México y no de la prensa comunitaria que arriesga su integridad en cada nota ante el crimen organizado. Los más de 143 periodistas asesinados con Calderón no fue un hecho suficiente para  levantar las protestas que ahora se quieren sumar a la de las menos de 60 victimas de este sexenio y las de otros sexenios. Es lamentable que desde hace algunos sexenios, existan trascendidos  de que México es el lugar más peligroso para ejercer el periodismo, y eso es suficiente y bastante para hacer una llamada de atención a los impartidores de justicia en turno y a los que están encargados de la seguridad pública y nacional de este país, pero una protesta legítima es aquella que también se autocuestiona, y no se ha visto ninguna inconformidad adjunta, respecto al libre ejercicio periodístico que no solamente se limita a la integridad física del comunicador sino también a su dignidad profesional  que es notoriamente pisoteada cuando no se pertenece a un medio independiente. La muerte de periodistas, no debe ser más grave que la de los  empleados de seguridad, ni  la muerte de quienes hacen labores de seguridad a la de ciudadanos comunes, ni la muerte de mujeres más grave sobre la de niños, ni la de niños sobre la de hombres. México tiene un gran problema de violencia generalizada que se podría traducir en terrorismo, como posible estrategia de quienes ponen orden por medio de la invasión territorial, que es el último paso, después de la invasión económica, política, cultural,  y lo más dramático, la invasión mental y soberana. Pero de ese tema urgente, no se ocupan aquellos que bien o mal, reciben un cheque de Televisa, Azteca,Milenio, Proceso, El Universal, multimedios, Imagen, y otras empresas que ni siquiera utilizan al periodismo como negocio, sino como herramienta de manipulación, presión, control e influencia empresarial nociva y para  saqueo del Estado.