ALGUIEN TIENE QUE DECIRLO.-La resolución dictada por el juez de control del EDOMEX, Juan Manuel Martínez Vitela, en donde absuelve al sujeto que violó a su propia sobrina de cuatro años de edad, bajo el argumento legal en sus resolutivos, de que la menor no situó circunstancias de tiempo, modo y lugar que pudiera sustentar la acusación referida, resulta un claro reflejo de la ineptitud y corrupción de los impartidores de justicia, que se afanan por conseguir una cédula profesional o terminar una carrera en escuela con facilidades de titulación para obtener cargos por palanquismo. La influencia mediática de Victoria Figueiras, madre de la infante agredida, ha logrado que el asunto sea ventilado en los medios de comunicación y sea comentado por la esfera social, jurídica y política, que demandan la rectificación del fallo pero también la investigación ministerial y en su caso la consignación del nefasto juzgador, que se ampara como la mayoría de los jueces, en el principio del respeto al leal saber y entender de los sentenciadores y también en aquel de que perro no come perro. Los abogados, personal judicial y autoridades paralelas al poder judicial, muchas veces tienen que intervenir a como de lugar, para neutralizar las determinaciones arbitrarias que se amparan en la letra de la ley sin considerar la particularidad del hecho. El pergamino ético de la abogacía, sugiere a los estudiosos del derecho y postulantes, de que el día que un abogado luchando por el derecho se encuentre en la situación de tener que escoger entre el derecho o la justicia, se debe optar por la justicia y no por el efecto avestruz de que "la ley es la ley" y el mal entendido de lo que debe ser el condicional respaldo a las Instituciones sin procurar su fortalecimiento por medio del saneamiento o la reforma. Más
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