Quienes hicieron y quienes permitieron el saqueo del metro, en la administración mancerista, ahora tienen un extraño cariño y acercamiento por el gusano naranja. El jefe de Gobierno y la dirección del metro, ordenaron que el pasado viernes, por lo menos dos policías vigilaran los vagones por dentro, para evitar se subieran vendedores ambulantes y las corridas de los trenes fueron normales y sin atrasos, lo que evitó vagones llenos, y que el metro volviera a ser el transporte de excelencia para la Ciudad de México. Claro que todo es consecuencia de las campañas políticas para obtener ganancias electorales y un comportamiento adecuado por parte de los funcionarios públicos que se olvidan de ser corruptos para engañar a los votantes y posteriormente poderlo ser, aún más.