A Palo Dado
Ni pistola ni caballo. Juan Gabriel se convirtió en ídolo y
en el máximo compositor de la música mexicana con mariachi sin necesidad de
besar mujeres, ser promiscuo en el pueblo y beber litros de alcohol. Juan Gabriel
resultaba ser el hombre citadino que se fugaba en la noche para disfrutar de
placeres que no se relacionaban con el duelo a tiros o desafíos de balcón. Su
variedad de canciones y de ritmos; no evitaron que perdiera el sello de su
pluma, y a diferencia de otros
compositores, el pueblo identificaba sus letras y sus autorías, sin
confusiones. Dos años de la muerte de
Juan Gabriel, resultan pocos para saber, si será el hijo adoptivo de Ciudad Juárez,
quien pueda superar la gigantez de pedro Infante, hasta ahora el máximo ídolo.
Sin embargo dos años han sido demasiados, para
soportar la ausencia de aquellos que los seguían y quien todavía seguirán sus canciones en cualquier
parte o en el lugar de siempre. Más en www.somoselespectador.blogspot.com