Patadas de ahogado se aprecia, en la industria del periodismo a favor del sistema neoliberalista, que se encuentra en el período de enojo y negación de su falta de funcionamiento de control. No les funcionó su lucha armada de comentarios distorsionados para que no llegara a la presidencia un candidato de la izquierda y ahora apuestan a la crítica incansable de quien será Presidente de la República con otro proyecto de nación al que ellos protegían, alimentaban y comían de éste. La defensa visceral por el neoliberalismo en comunicadores que llegaron hasta el exceso, puede ser justificada cuando es una defensa ideológica, pero no cuando es una defensa de intereses económicos particulares en deterioro del periodismo libre. En el sexenio lopezobradorista se espera un marco de libertades y de terminación de vicios al periodismo corrompido y el nacimiento de nuevos comunicadores y espacios informativos, que por su credibilidad misma, extinguirán a aquellos que no la tienen por defender hasta la calumnia y las medias verdades a sus jefes explotadores de la economía del país. El regreso de Carmen Aristegui y modelos informativos como lo fue MONITOR de José Gutiérrez Vivó o espacios en internet, como El OTro Espectador, serán más que suficientes para que el auditorio, distinga entre lo que se dice y pasa y lo que se dice y no checa con la realidad de la calle y de sus vidas. Muestra de este declive, es la desnutrida audiencia de los programas de Carlos Loret de Mola, la no aceptación de Adela Micha hasta su desaparición y del propio Brozo que no fue capaz ni siquiera de sostenerse en una canal de televisión restringida.