El abogado de mayor tráfico de influencias y disimulador
político, Diego Fernández de Cevallos abrió apenas hace unas semanas sus redes
sociales, con lo que presumía estar de nuevo en la vida pública y política del
país y actualizado en un medio por el cual nunca había expresado sus opiniones.
Sin embargo durante la tardanza, nadie se perdió de nada, ya que las ideas que
el pripanista expresa por dicho medio, resultan verdaderamente idiotas y en
esas condiciones, vale la pena mantenerse callado y ausente. Como ejemplo están
sus recientes líneas en donde aseguró que las palabras del presidente Andrés
López Obrador se quedan al aire y sus
acciones van por caminos torcidos, por lo que con una estupidez incalculable,
Cevallos exhortó al Congreso a tipificar como delito, cada vez que un
gobernante mienta. Así marcó de manera
clara, el nivel político de la agenda
del caduco político y su seriedad en sus conceptos de oposición , así como su
sensiblilidad en tiempos de pandemia. Entre las cosas inéditas en el sexenio lópezobradorista, está la caída de máscaras de quienes como Diego, decían ser líderes de opinión y expertos en leyes y se descubre que son unos ignorante, cuyostemas que ponen sobre la mesa, no serían sugeridos ni siquiera por inexpertos estudiantes de leyes para su tema de tesis.