La libertad femenina y el desarrollo de la mujer como ser humano al igual que el hombre, es permanente, independiente; por lo que el día internacional de la mujer sólo se reduce en una doble moral y en la política global. La lucha de las mujeres en el mundo para lograr el reconocimiento
de sus derechos humanos, sociales y políticos y
el respeto a su dignidad, ha sido un esfuerzo de siglos, que
tuvo una de sus expresiones más elevadas en la Declaración
de los Derechos Humanos de la Mujer y la Ciudadana en
1791. Su proponente, Olympe de Gouges, no logró que los
revolucionarios franceses aprobaran tal declaración, y al
contrario, su iniciativa fue una de las causas que determinaron
su muerte en la guillotina.
Un gravísimo problema, contra el cual han luchado históricamente
las mujeres en el planeta entero es la violencia que
se ejerce contra ellas por el solo hecho de serlo. La violencia
de género encuentra sus raíces profundas en la característica
patriarcal de las sociedades en las que prevalecen estructuras
de subordinación y discriminación hacia la mujer
que consolidan la conformación de conceptos y valores que
descalifican sistemáticamente a la mujer, sus actividades y
sus opiniones.
Es así como cualquier negativa o rechazo al poder masculino
es vivida por el hombre agresor como una trasgresión a
un orden “natural” que “justifica” la violencia de su reacción
en contra de la mujer. Se trata, pues, de una violencia que se
dirige sobre las mujeres por ser consideradas, por sus agresores,
carentes de los derechos fundamentales de libertad,
respeto, capacidad de decisión y del derecho a la vida, mismos que no se piden, se exigen y ganan. Más en www.somoselespectador.blogspot.com