De acuerdo con Andrew Paxman, profesor de historia y
periodismo del Centro de Investigación y Docencia Económica, la dependencia de
los medios impresos de la publicidad oficial inició en el siglo XIX con El
Imparcial, el primer diario moderno que empleaba reporteros y columnistas,
además de recibir generoso dinero del gobierno porfirista. Con la Revolución
desapareció la prensa porfiriana, pero los nuevos periódicos, como El Universal
(1916) y Excelsior (1917), nacidos bajo la presidencia de Carranza, tenían el
mismo modelo e “incluso tenían a miembros del gabinete entre los
inversionistas”, dice Paxman en una entrevista por correo electrónico. Los
apoyos gubernamentales se fueron normalizando. El general Lázaro Cárdenas
subsidiaba a los periódicos por medio de PIPSA, la empresa que monopolizaba el
papel. El “embute” o “chayote” se hizo una práctica normal en los regímenes de
Ávila Camacho y Alemán. “Durante muchas décadas otros medios, de corte crítico
e izquierdista, dependieron también de apoyos oficiales, bajo un entendido de
permitir ‘válvulas de escape’ y preservar la posibilidad de que el PRI pudiera
argumentar: ‘Aquí no existe censura. ¡Vea Proceso! ¡Vea La Jornada!’”.Otro
modelo de negocios aún bastante común es el del empresario rico que lanza un
medio para chantajear o halagar a los funcionarios con notas favorables para
beneficiar a sus intereses. Durante los años noventa se vivió una especie de
edad de oro del periodismo en México, pues arribó una nueva generación de
periodistas que creía en un periodismo crítico e independiente, al margen de
las dádivas del Estado, como los periódicos occidentales, El País o The New
York Times. Según Paxman, la formación de esta nueva conciencia está acompañada
por algunos cambios políticos. Salinas quiso modernizar la relación del poder
con la prensa y no sólo terminó con el embute, sino que también privatizó
PIPSA, estrategia alineada con todo su aliento modernizador. En el mismo sexenio
llegaron a México nuevas empresas extranjeras y aumentó el pastel publicitario:
así surgió el periódico Reforma (1993), por ejemplo, que seguía el modelo
estadounidense. Recibía algo de publicidad oficial, pero no era su principal
fuente de ingreso.Durante el primer o segundo año del gobierno de Calderón
—cuando Reforma tenía ya 12 años de operar— el péndulo comenzó a cambiar de
sentido. El presidente empezó a gastar de nuevo grandes cantidades de dinero en
publicidad oficial, como una manera de influir la línea editorial de los
periódicos y controlar sobre la narrativa de la guerra contra el narco. Esta
tendencia coincidió con un aumento en la violencia contra los periodistas y con
la precarización laboral, pues los pactos se hacían entre el gobierno y los
dueños de los medios, quedando los periodistas en un segundo plano. Durante su
campaña electoral, el candidato Andrés Manuel López Obrador prometió reducir
50% el gasto en publicidad oficial y el gobierno cumplió su promesa. (fte:ep)Más
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