martes, 17 de noviembre de 2020

EL PERIODISMO EN MEXICO

 








De acuerdo con Andrew Paxman, profesor de historia y periodismo del Centro de Investigación y Docencia Económica, la dependencia de los medios impresos de la publicidad oficial inició en el siglo XIX con El Imparcial, el primer diario moderno que empleaba reporteros y columnistas, además de recibir generoso dinero del gobierno porfirista. Con la Revolución desapareció la prensa porfiriana, pero los nuevos periódicos, como El Universal (1916) y Excelsior (1917), nacidos bajo la presidencia de Carranza, tenían el mismo modelo e “incluso tenían a miembros del gabinete entre los inversionistas”, dice Paxman en una entrevista por correo electrónico. Los apoyos gubernamentales se fueron normalizando. El general Lázaro Cárdenas subsidiaba a los periódicos por medio de PIPSA, la empresa que monopolizaba el papel. El “embute” o “chayote” se hizo una práctica normal en los regímenes de Ávila Camacho y Alemán. “Durante muchas décadas otros medios, de corte crítico e izquierdista, dependieron también de apoyos oficiales, bajo un entendido de permitir ‘válvulas de escape’ y preservar la posibilidad de que el PRI pudiera argumentar: ‘Aquí no existe censura. ¡Vea Proceso! ¡Vea La Jornada!’”.Otro modelo de negocios aún bastante común es el del empresario rico que lanza un medio para chantajear o halagar a los funcionarios con notas favorables para beneficiar a sus intereses. Durante los años noventa se vivió una especie de edad de oro del periodismo en México, pues arribó una nueva generación de periodistas que creía en un periodismo crítico e independiente, al margen de las dádivas del Estado, como los periódicos occidentales, El País o The New York Times. Según Paxman, la formación de esta nueva conciencia está acompañada por algunos cambios políticos. Salinas quiso modernizar la relación del poder con la prensa y no sólo terminó con el embute, sino que también privatizó PIPSA, estrategia alineada con todo su aliento modernizador. En el mismo sexenio llegaron a México nuevas empresas extranjeras y aumentó el pastel publicitario: así surgió el periódico Reforma (1993), por ejemplo, que seguía el modelo estadounidense. Recibía algo de publicidad oficial, pero no era su principal fuente de ingreso.Durante el primer o segundo año del gobierno de Calderón —cuando Reforma tenía ya 12 años de operar— el péndulo comenzó a cambiar de sentido. El presidente empezó a gastar de nuevo grandes cantidades de dinero en publicidad oficial, como una manera de influir la línea editorial de los periódicos y controlar sobre la narrativa de la guerra contra el narco. Esta tendencia coincidió con un aumento en la violencia contra los periodistas y con la precarización laboral, pues los pactos se hacían entre el gobierno y los dueños de los medios, quedando los periodistas en un segundo plano. Durante su campaña electoral, el candidato Andrés Manuel López Obrador prometió reducir 50% el gasto en publicidad oficial y el gobierno cumplió su promesa. (fte:ep)Más en www.somoselespectador.blogspot.com