Es tan bajo el nivel de preparación y tan alto el nivel de enajenación que aunque parezca mentira, aún existen comunicadores sin formación alguna, que su máximo sueño es trabajar en Televisa o la estupidez es tal, que sienten admiración por dicha televisora en decadencia, con falta de credibilidad y con serios problemas económicos y de manutención para sus brazos de pulpo. Y es que debe ser muy difícil decirse ser artista y ser un mantenido a disposiciones comerciales lejos del arte o ser comunicador y estar atado de lengua y manos para ser un títere con esa semimovilidad al servicio del dicho de otro. Aunque un comunicador debe tener un criterio libre y no tener "jefas del micrófono", en la televisión comercial, los informadores resultan unos mentirosos, los artistas un producto artificial, y la censura junto a la inmoralidad se tragan en los foros y estudios de la televisora, aunque sean vomitivos. Mientras que en la pantalla se dibuja alegría y una noche de independencia y libertades para el programa Fiesta Mexicana, en realidad la televisora de la persiana amarilla es una auténtica máquina censuradora, tal y como se exhibe en el vídeo en donde en un sondeo, se les pregunta a los fiesteros asistentes al zócalo capitalino sobre su sentir sobre México, pero al decir una de ellos, lo que está ocurriendo en el país con la presidencia lópezobradorista, la charla tuvo que ser suspendida y no pasada al aire. Antes a Televisa le preocupaba mucho que no hablaran mal del Presidente en turno y ahora le preocupa que hablen bien de éste, por lo que seguramente para próximos programas de la Fiesta Mexicana, se acabarán las entrevistas a media calle con desconocidos y mejor para próximas ocasiones, se hagan un montajes al estilo Loret de Mola y mejor entrevisten a sus extras, que están muertos de hambre por tener pantalla, y que sí serán capaces de adoptar el papel de un supuesto ciudadano con libertad de opinión que al ser entrevistado por el micrófono de Fiesta Mexicana de Televisa, diga estupideces previo script de la producción nefasta y mezquina y no puntos de vista reales o profundos.