lunes, 13 de octubre de 2014

A CUAUHTEMOC CARDENAS LE SOBRARON PIES PARA NO SER QUEMADO













Pocos han podido olvidar aquel zócalo repleto en apoyo  y a merced  de Cuauhtémoc Cárdenas  después de aquel fraude electoral del 88. Una Plaza de la Constitución quizá  más llena  que cuando el apoyo por el no desafuero de Andrés Manuel López Obrador. En ese 1988, el Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas  estaba en plenitud y con todo el apoyo de la izquierda incluyendo al PRD que lo señaló como su líder moral , cuando todavía no se sabía de que Cárdenas tuvo un acercamiento  con Carlos Salinas de Gortari, en una comida que  realizó   con quien en teoría, le había robado la presidencia de la República y que el pueblo lo odiaba tanto como amaba al hijo del General Lázaro Cárdenas. A patir de que se supo  de esta reunión, vino la decadencia  de Cárdenas. después creció la popularidad  de Andrés Manuel López Obrador  que mostraba congruencia que cárdenas, quien dejó entre dicho su honestidad por sus malos manejos como Jefe de Gobierno del D.F.  junto con Rosario Robles y así como su acercamiento para organizar el bicentenario de la Independencia de México con Vicente Fox, hasta llegar a la actualidad con su tibia defensa a las reformas energéticas de Peña Nieto  y al convertirse en este sexenio, de un luchador social a un simple empleado burócrata y al servicio de la nómina mando  del incapaz  Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Angel Mancera. La poca o casi nula  resistencia de Cárdenas al fraude de Felipe Calderón  en el arrebato presidencial  al PRD y sus actitudes  mezquinas, han formado  a un Cárdenas desubicado que trató  de sacar prenda política al unirse a las protestas estudiantiles,en la marcha para exigir la aparición de los 43 normalistas de Guerrero; subestimando  al pueblo, que en un sector, no es tonto, por lo que tal sector, lo insultó y expulsó de su protesta, y lo señalaron  como un personaje que no es de los suyos, que no es líder, ni tampoco moral. Las actitudes de Cárdenas provocaron la violencia en su contra; violencia que por cierto, de ninguna manera, será justificada. Ni siquiera contra estos oportunistas.