El voto de la mujer, el que existan mujeres candidatas, la
llegada de Fox a la presidencia sin fraude electoral aunque sí, consentimiento
priísta, los fraudes electorales del 88 y del 2006 y el regreso del PRI; son
los acontecimientos más importantes en la historia de las votaciones en México
cuya característica principal es encontrarse bañadas de elementos de nulidad
relativa y absoluta, como dirían los clásicos doctrinarios del Estudio del Derecho. Por lo que estamos muy
lejos de que el voto cumpla su naturaleza como recurso para definir los caminos del país al grado de distorsionar
su objetivo al clasificarlo en “voto útil” y “voto cancelado” que a fin de
cuentas es una opción menos enfermiza que la de no votar. El voto es una expresión política de la voluntad individual , única y
exclusivamente para la designación de representantes del pueblo y no en su mal entendido de que sirve para cambiar
situaciones de fondo en donde no basta votar sino asumir otras
responsabilidades ciudadanas. La falta de interés hacia la elección por los
fraudes electorales, la corrupción de las votaciones, la falta de capacidad,
honestidad y credibilidad en los candidatos, las crisis por mala administración
y saqueo de los que ya han gobernado y las presiones internas y externas de la
política nacional, hacen que el voto en México sea una masturbación sin llegar
al sexo pleno que es la democracia.