En un país de desigualdades se provoca el riesgo de un estallido social, por éso cualquier gobernante saqueador debe tener de su lado
siempre al ejército y un eficaz control
mediático que pueda eliminar cualquier defensa moral o cultural del pensamiento
y se prefiera como principio elemental a la religión, sobre todo si ésta es propicia para analfabetas. El mal gobierno debe promulgar como filosofía, el
entretenimiento banal que puede dar un programa de televisión que no solamente
difunde la idea televisiva predeterminada sino que también contribuye a la
falta de comunicación profunda de quienes juntos están frente al televisor que
principalmente son miembros de una familia. Por otra parte, quien promueve un gobierno saqueador y dominante, también aplica un sistema
educativo deteriorado e inútil para la vida práctica y el ejercicio mental
productivo, el sistema educacional es otro frente para conseguir
la pasividad e indiferencia política. Con estas sustancias, llega a ser cotidiano
y aceptable la violencia, la falta de oportunidades y la pobreza o reducción
adquisitiva en el mejor de los casos. Todo lo anterior es la resulta de un país
atrasado, deteriorado, violatorio de los derechos humanos, inoperante como
Estado de Derecho y sin crecimiento económico ni pensamiento progresivo sino
por el contrario transmisor de usos y costumbres retrógradas y punto central en
el mapa de los llamados pertenecientes al tercer mundo y vinculados a un matrimonio de autoritarismo
adornado de modernidad y políticas de avanzada, cuya población con alta dosis
de enajenación se paraliza o le provoca un síndrome de negación, complicidad a la corrupción y en el peor de
los casos, hasta de defensa y justificación para su gobierno verdugo. También se presenta entre los pobladores miedo
o arrebatos violentos al ser incapaces de encontrar soluciones pacíficas que
son las mejores soluciones o se confunde como soluciones pacíficas marchas
absurdas e inútiles. En espera de que
México un país con riqueza cultural y
económica no caiga en las garras de la perversidad política antes descrita,
deseamos un 2016 lleno de progreso con libertad para todos los que componemos esta
gran nación la cual merece ante todo, un buen gobierno y mucha paz.