El día de hoy el Presidente Enrique Peña Nieto realizará el famoso
‘grito’ de Independencia en el punto intermedio de su sexenio y con mayor
crisis que nunca, situación que hasta el momento no se reconoce pero cuyos
síntomas patólogicos son inequívocos al grado de que el ejecutivo quiere mandar
un mensaje de amarrarse cinturones al suspender la tradicional cena en Palacio
Nacional y la cancelación de la recepción que se celebra la noche del 15 de
septiembre para festejar la fiesta nacional para alentar a una conducta de
austeridad, encabezada por el Gobierno mexicano que ha impuesto recortes al
presupuesto, propuesta que por cierto, nunca aceptó de su candidato contrario
de la contienda a la presidenciable de las elecciones pasadas. Peña Nieto
únicamente saldrá al balcón central de Palacio Nacional para agitar la bandera
y gritar nombres de personajes que se consideran importantes en la lucha armada
que comenzó en 1810 y después observar en el cielo un espectáculo de pirotecnia
que se esfuma como los sueños de muchos mexicanos y de sus hijos ante un plan
de gobierno disfuncional para acabar con la pobreza de nuestro país. Por lo
pronto esta noche no habrá cena para el presidente y sus invitados; por lo
menos de manera pública.