De oportunista se ha calificado al Presidente de México, Enrique Peña Nieto tras haber lanzado las iniciativas de ley para el consumo de Marihuana con fines medicianales, aumento en la portación de la hierba para su consumo inmediato, la permisión del matrimonio entre homosexuales y la facilidad de adoptar menores por parte de parejas del mismo sexo. Se ha señalado que con estos paquetes trata de tapar las reformas polémicas en donde se entregan recursos nacionales a extranjeros y el fantasma de la matanza de Ayotzinapa y las múltiples desapariciones forzadas y muertes de periodistas en su sexenio. De ser este el objetivo, el Presidente de México estaría en todo su derecho de reaccionar en beneficio de sus gobernados y de el prestigio de su mandato al realizar mejores propuestas de las anteriores que han sido nefastas, sobre todo si aquello nuevo que propone no perjudica a las mayorías y beneficia a las según llamadas minorías. Sin embargo lo criticable de estas iniciativas de ley que realiza Peña Nieto es su mala elaboración y la falta de trabajo jurídico para ejecutarlas por lo que más que una iniciativa presidencial parece una carta a Santa Claus escrita por un niño de primaria sobre las rodillas y en una húmeda servilleta por lo que sus iniciativas de ley las convierte en un acto populista más que en una determinación de gobierno de avanzada. Para hacer válida la ley que apruebe los matrimonios entre homosexuales, primero se debería proceder correctamente unificando los códigos civiles de cada Estado en cuanto a materia familiar se refiere, en una Ley Familiar Federal, de igual forma para poder consumir Marihuana de manera segura y legal y evitar la corrupción y el abuso de autoridad, primero se tendría que establecer módulo de venta y de distribución autorizados, de la misma manera, para que la Marihuana se utilice con fines medicinales, primero se tendrían que constituir laboratorios mexicanos al respecto para no depender de distribuidores extranjeros que tengan que venderle Marihuana al primer productor de Marihuana y en el mismo sentido, para que el Presidente de la República no le tome el pelo al pueblo de México, primero tendría que ser un estudioso de las leyes, estar bien asesorado y ser bien intencionado y consciente de que la honestidad como la deshonestidad, a la larga, es difícil disfrazarla.