El criterio político del ciudadano mexicano es frágil, inconcluso, falto de análisis profundo y manipulable, principalmente por los medios de comunicación basados en un estrategia de gobierno o en la ignorancia de sus propios mensajeros que se dicen comunicadores. El desintéres en la política de su país con el argumento de que se está cansado de hablar del tema, ha traído como consecuencia, la aceptación tácita del saqueo nacional, la corrupción y el fraude y el libre accionar del mal gobierno ante un programa educativo ineficiente. La guerra sucia mediática es capaz de inclinar los votos de los ciudadanos a favor de un candidato y en contra de otro, al cual la audiencia lo puede llegar a odiar. En las pasadas votaciones estadounidenses se pudo apreciar una guerra mediática en contra de Donald Trump incluso por famosos y sin embargo no pudieron evitar los votos a su favor y que ganara la Presidencia de Estados Unidos. En México mientras nos han dibujado a Trump como un peligro para México -como en su turno se acusó a Salinas de Gortari o al candidato opositor del actual sistema político mexicano que es Andrés Manuel López Obrador- por otro lado, se siguen eligiendo a asesinos, defraudadores y corruptos para gobernantes. Y así, tenemos a personajes con antecedentes de malos gobiernos, partidos políticos falsos y hasta futbolistas y actrices con posible demencia senil que dañan el presente del país y enmarcan un futuro tan oscuro, que los propios mexicanos se preocupan de tener un país vecino con un muro que les impida huir del desastre político de su nación que se traduce en descomposición social, pobreza y corrupción compartida o consentida y falta de amor a la patria.