La excelente actriz Carmen Salinas es ejemplo del sistema priísta en donde su base es la corrupción para obtener el poder, capaz de utilizar su popularidad y fama para obtener beneficios personales a base de la política y la ignorancia del electorado. Es emblema del priísmo nefasto, vendepatrias y enemigo del progreso mexicano y de la compraventa de periodistas con su clásica comida de fin de año.