sábado, 14 de julio de 2018

DESDE LA VENTANITA DEL PATIO TRASERO



















Sin los lujos que implicaría en otros sexenios, la primera reunión del presidente electo de México con los altos funcionarios de los Estados Unidos y representantes del Presidente  del imperio norteamericano; Andrés Manuel López Obrador recibió a la comitiva de Donald Trump en su casita blanca de las calles de Monterrey y Chihuahua. El secretario del Estado estadounidense Mike Pompeo y el presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador, confiaron en que la relación bilateral mejore y se refuerce con el próximo gobierno, que comenzará el 1 de diciembre. El Secretario de Estado de los  Estados Unidos se acompañó por una comitiva  integrada por Kirstjen Nielsen, secretaria del Departamento de Seguridad Nacional; el Secretario del Tesoro, Steven Mnuchin; así como el asesor y yerno del presidente estadounidense, Jared Kushner. En la reunión también  estuvo presente Marcelo Ebrard, quien es la propuesta de López Obrador al futuro Congreso para encabezar la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), así como Alfonso Romo, Carlos Urzúa, Olga Sánchez Cordero, Alfonso Durazo, Graciela Márquez y Jesús Seade. Frente a la figura  de un cuadro del expresidente Benito Juárez, que Fox, Calderón y Peña  dejaron fuera hasta en los billetes de a veinte pesos, se trataron temas de comercio y renegociación del TLCAN; la perspectiva de desarrollo de México para combatir la migración por pobreza e inseguridad; y otra vez, ante una omisión durante casi 18 años, la inclusión de Centroamérica en los planes de desarrollo y diálogo en materia de seguridad. Será el uno de Diciembre cuando el Presidente de los Estados Unidos venga a tierra azteca a presenciar la protesta de López Obrador como Presidente Constitucional de México, en donde también se invitará al Presidente de Venezuela Nicolás Maduro. En la casita blanca de la colonia Roma quizá comenzó una nueva relación internacional de México, en donde por lo pronto se mostró el músculo al llevar a los altos ejecutivos incluyendo a la distinguida Kirstjen Nielsen a los terrenos de la austeridad republicana que tratará de implantar el nuevo Presidente de México y en donde puede ser el punto de partida para el lavado de imagen de la política exterior mexicana que acabó con el prestigio de no intervención y terminó siendo un  manual casi perfecto de cómo ser el cachorro del imperio. La estrategia obradorista para su gobierno, se enfrentará a una guerra imperialista estadounidense y a muchas ametralladoras amigas en su contra para llevar su plan de eliminar a la corrupción y lograr la independencia económica.