lunes, 26 de septiembre de 2016

DE UN RANCHO A OTRO










Con la fuerza que le ha faltado para apoyar a los nuevos valores de la música mexicana  y su difusión para todos los artistas y no nada más a "Los fernández"; fue con la fuerza con la que el cantante Vicente Fernández,  le declaró su desaprobación como posible Presidente de los Estados Unidos al candidato Donald Trump y se declaró abiertamente a favor de la candidata por el partido Demócrata Hillary Clinton, a la cual también le pidió velar por los inmigrantes mexicanos y latinoamericanos, excluyendo a los viajeros de otros países y además culminó a la comunidad latina a unirse para que Trump no llegue a la Presidencia Estadounidense. Contra el principio no intervencionista y el respeto    Juarista, "El Chente" se metió a la cocina de los vecinos; -por lo que  no quiero imaginarme que hubiera pasado si  hubiera sido un cantante gringo quien hubiera adaptado una canción para intervenir en las elecciones mexicanas-. Vicente Fernández debería utilizar su ímpetu para seguir abogando a favor de los inmigrantes mexicanos que tienen que cruzar para pasar a los Estados Unidos,  un muro fronterizo  -que quiere ser ampliado-,  pero  ésto debe hacerlo,   sin intervenir en la política de otros países sino demandando a su propio gobierno mexicano para que  evite la fuga de cerebros y mano de obra mexicana y cumpla el gobierno de México con su obligación de procurar el beneficio de los  ciudadanos que viven dentro de su territorio  para que no tengan que salir en busca de  oportunidades, aunque sean miserables, pero que  aún así,  no les brinda su patria. Así que  "El Chente" debe empezar por encarar a su Presidente de la República, que se ha dedicado a aplicar políticas neoliberales que solamente favorecen al mundo empresarial y no a los trabajadores y entonces sí, estaremos hablando de que Vicente Fernández se apretó los pantalones  y no presumir  de que los tiene bien  ajustados sólo para  implorar  ayuda a políticos extranjeros cuyos intereses  radican en fortalecer un imperio internacional y velar por sus propios ciudadanos y no por los ciudadanos de otros países.