Alzar la mano en defensa exclusivamente de las mujeres es la postura cómoda para no reconocer que México está pasando por un difícil momento en su composición social. El ataque del cual fue objeto la deportista olímpica Ana Guevara al ser golpeada por cuatro sujetos cuando viajaba abordo de su motocicleta acompañada por Karina Rincón en la carretera México-Toluca; es una cobardía que se ha venido repitiendo para mujeres, hombres, ancianos, niños, jóvenes, ricos y pobres aunque politiquillos de cuarta, sacan mayor taja política realizando programas exclusivos para mujeres sin reconocer que la violencia es generalizada y no se puede considerar exclusivamente en contra de las mujeres, aunque sean ellas, las más atacadas. Los vídeos de escolares que se graban para ver sus peleas y el lenguaje y conductas delincuenciales que se exponen en la televisión como forma de entretenimiento, son los claros ejemplos que el problema económico y principálmente educacional que sufre nuestro país nos ha llevado a la descomposición del comportamiento individual y colectivo. En un programa de televisión con las huellas de la golpiza a la que fue expuesta; la hoy senadora de la república, Ana Guevara, después de señalar el maltrato a la mujer, finalmente reconoció que la violencia que sufre el país acoge a todos los ciudadanos y sentenció que la violencia no tiene género.
