viernes, 13 de octubre de 2017

¿UNIDOS O HUNDIDOS?

























México es tan grande como su ingobernabilidad actual que es producto de una invasión  de intereses extranjeros , la corrupción de su gobierno y su abandono educacional. México  ya ha tenido en su historia, reducciones fronterizas  tanto en el norte  con el despojo estadounidense como en el sur con la independencia de Guatemala. En las elecciones del 2006, el país se dividió políticamente en dos, entre los que votaron por  Felipe Calderón y los que lo hicieron por López Obrador en lo que fue un empate técnico que se adjudicó Calderón mediante el fraude. De igual forma que ocurrió con la división política, ocurre con la división económica. Mientras el Norte  de México presenta cierto progreso tecnológico mediante la industrialización estadounidense  y  de otros continentes, por el otro lado la parte sureña, malbarata aún más, su mano de obra y sus recursos naturales y sirve de abasto para el privilegiado pero desordenado centro del país. La pobreza del sur de nuestro país permite la tentación de ideas neorevolucionarias y guerrillas  que nacen en Centroamérica  -que anterior era controlada  por Cuba,   que tenía un acuerdo con México, de no entrenar militarmente a quien fuera mexicano- y que ahora pueden explotar en nuestro territorio sino es que ya explotaron disfrazadas de crimen organizado. La lucha por la sobrevivencia  en el sur y la invasión comercial extranjera en el norte; dividen a México en varios Méxicos,   tanto en economías como en culturas y sin una conexión con beneficios  mutuos de mayor efectividad  por la ineficiente administración pública  que tiene la federación.  El norte por su cuenta y el sur por su propio lado se quitarían cargas mutuas solamente en apariencia,  pero  en realidad, debilitaría a la gran nación.  Esa debilidad catastrófica que se produce por la división de un país,  es la misma que quiere impedir España  y la Unión Europea con la mal llamada “Descolonización”de Cataluña. Es claro que al mercado imperial estadounidense  le conviene la desunión pero no  el descontrol  del sur de México, ni cumplir el sueño  de independencia de algunos  mal intencionados pensadores Yucatecos. Pero también es claro, que a México tampoco le conviene esa división  que debe evitar con la solución  de las desigualdades tan marcadas entre su norte y su sur, que  no está exento  de sufrir divisiones  como la que desea Cataluña  o la que se han provocado y sufrido por otros países europeos en la historia universal reciente.