El "trastornado aniquilador", Donald Trump
calificó como idóneas las leyes migratorias mexicanas, mismas que dijo no son
flexibles como las de Estados Unidos que han provocado la introducción de
ilegales debido al descuido del anterior
Presidente Barack Obama, quien por cierto, batió récord de inmigrantes expulsados
de los Estados Unidos. Trump se ha
opuesto a las caravanas que una vez al año son permitidas por el gobierno
mexicano (como una doble moral después de denigrar a quienes se introducen a México de manera
ilegal en su frontera sur), para que emigrantes de diferentes países pasen por
su territorio con destino principalmente a los Estados Unidos, por lo que Trump
ha sido calificado como un genocida por su atrevimiento de no aceptar pisen
tierras estadounidenses, aquellos que sean ilegales y que al no tener registro
alguno puedan cometer actos delictuosos. La demanda del Presidente de los
Estados Unidos, incluso la terminación de la construcción de un muro fronterizo
que fue iniciado por sus antecesores, parte de un legitimo derecho de tránsito
internacional. Sin embargo la comodidad
del gobierno mexicano por la captación de divisas por quienes en
condiciones infrahumanas envían recursos económicos a sus familiares que se
encuentran en territorio mexicano, las ventajas de tener poblaciones con pocos
habitantes -que les permiten desviar recursos de la federación-, la no
exigencia de creación de empleos e inversión en el campo y la manera fácil para
el lavado de dinero; hacen que la postura internacional de los gobernantes
mexicanos sea de víctimas y no ocuparse
en el problema de la población emigrante y sí de la inmigrante, es decir, que
están más ocupados por aquellos mexicanos que viven en el país vecino que por
aquellos que intentan salir de sus fronteras. Por eso han adoptado la
construcción del Muro como una canallada para los mexicanos, cuando el muro no
solamente quiere evitar la introducción de mexicanos ilegales sino de cualquier
nacionalidad. Donald Trump incluso ha
contemplado realizar un muro de material transparente para que nadie se sienta
humillado y ha sentenciado que dicha muralla, también servirá para que se evite
la introducción de armas de los Estados Unidos a tierra mexicana, confesión que
nunca antes había hecho un mandatario estadounidense, y que tantos debates se habían provocado entre México y Estados
Unidos para que se diera dicho pronunciamiento, que ha pasado desapercibido por
la guerra mediática en contra de Trump. La construcción del Muro fronterizo al
norte de nuestro país, fue criticado tibiamente cuando fue iniciado en su construcción
por Bill Clinton, esposo de Hillary Clinton
a quien supuestamente, el mundo latino la quería como Presidente
Estadounidense, cuando ella, no movió ni
un dedo en favor de los inmigrantes
cuando formaba parte del Senado. Sin embargo la línea de consigna mediática
atiende a una mala traducción de las declaraciones realizadas por Donald Trump
en las que supuestamente, el Presidente Gringo dice: “Amo a los mexicanos, pero México no es
nuestro amigo” y sin embargo, cuando uno lo escucha en sus discursos en
directo, incluyendo su toma de protesta a la presidencia, señala a México como
un socio comercial, con la única
declaración desentonada, en el sentido de que Estados Unidos pagará la construcción del Muro fronterizo,
con los recursos que obtenga Estados Unidos
de México. ¿Porqué entonces decir
que el malo es más malo? ¿Porqué entonces tanta valentía de la prensa
estadounidense y la prensa internacional, así como de mandatarios y personas
públicas de atacar al Presidente de los Estados Unidos, cuando nunca antes la
habían hecho de una manera tan sanguinaria?. Donald Trump es un Jefe de Estado
imperialista como sus antecesores, y utiliza la amenaza invasora o la ejecución
nuclear para concretar cualquier convenio al igual que lo hicieron los otros mandatarios
estadounidenses. Pero ahora la crítica es mayor y con una gran diferencia, y es
que, las maldiciones se dirigen a Donald Trump
y no a los Estados Unidos como en las experiencias anteriores. El
sometimiento al medio oriente y a países sudamericanos y a Cuba son pecados
imputados directamente a los Estados Unidos sin importar sus mandatarios, sin
embargo la nueva ruptura cubanaestadounidense y los conflictos con
Alemania y Corea del Norte se le
adjudican directamente a Trump. Por lo que si en este momento existiera una
Guerra Nuclear -como dijo el Papa Francisco, que ya se aproxima-, el culpable
sería Trump como lo fue Hitler del holocausto y no Alemania. Como lo es hoy
Trump del maltrato a inmigrantes mexicanos en los Estados Unidos, y no el gobierno
mexicano, que a falta de una política de Estado, hace que sus compatriotas
salgan huyendo de su propio país y prefieran morir, antes que seguir viviendo
en las condiciones que les proporciona el modelo económico mexicano.