Dicen que Andrés Manuel López Obrador no sabe debatir, es
lento y poco tolerante, y que bueno que se así, porque si con esas supuestas
limitaciones les dio una barrida a los voceros de Milenio que habrá sido si
supiera contrapuntear. Tal y como enfrentó en conversaciones públicas a Peña Nieto, Calderón y a Diego Fernández
de Cevallos hasta dejarlos en ridículo con argumentos; lo mismo ocurrió cuando Andrés Manuel encaró a Carlos Puig, Azucena Uresti , Juan Pablo Becerra Acosta,Carlos Marín,
y
a sus invitados Héctor Aguilar Camín y Jesús Silva Herzog Márquez en una
mesa de diálogo rumbo a las elecciones presidenciales, en donde López Obrador
fue contundente y hasta provocó que mejor entre los entrevistados se enredaran
y entre ellos discutieran por sobresalir. Y es que la verdad no se discute, por
lo que ni una celada periodística puede tapar el sol con un dedo de lo que ha
sido el gobierno mexicano, de la unión partidista para fortalecer el
neoliberalismo, de la consigna a los medios de comunicación de seguir con el neoliberalismo y que la opción Obradorista buena o mala, es el único planteamiento de
oposición del País, por lo que está propenso a recibir todo tipo de trampas y cercos informativos en
contra. El candidato de Morena aseguró
que de ganar la Presidencia de la República se realizará la cuarta transformación
del País, como lo fueron la Independencia, La Reforma y la Revolución, por lo
que las votaciones que se aproximan, no serán unas elecciones cualquiera, ya que el candidato de MORENA, dijo que no desea ser como Calderón como Salinas o Peña Nieto, sino como Juárez,
Francisco I. Madero o Lázaro Cárdenas; ante la sorpresa de los
entrevistados que realizaban la mesa redonda en el programa de televisión.