La mala calidad de los comentaristas futboleros en la televisión mexicana, que mal informaban insistentemente de la descalificación del Cruz Azul en el torneo con tal de vender el juego América- Cruz Azul en donde los cremas supuestamente lo dejaron fuera, cuando los cruzazulinos fueron eliminados en la última jornada; la inconsistencia de los torneos cortos en donde cualquiera puede ser líder general de una semana a otra y ser también campeón, la indisciplina y falta de ética de futbolistas, entrenadores y hasta árbitros, los graves problemas personales en los que se ha visto involucrada la familia futbolística, la duda de ingreso lícito de dinero a los equipos de fútbol, la suciedad entre el ascenso y descenso, en donde inexplicablemente, los directivos de la UAP, dejó caer al equipo Lobos con determinaciones en su perjuicio cuando parecía estar ya salvado y el hecho de que corra el riesgo de que no ascienda ningún equipo de la menor división por situaciones etxrafutbolistas y monetarias, así como la reglamentación ilimitada de extranjeros en la liga; hacen que el fútbol mexicano sea un reflejo del País, al estar envuelto en un cochinero que parece retroceder a los años ochentas en pleno régimen intolerante y abusivo. Equipos bajo el descuido total como Cruz Azul que se han convertido en una vergüenza con lodazal en su historia y quienes disfrazan su razón social en cooperativa, cadenas televisoras y socios que tienen más de un equipo en la liga, un Pachuca triunfador gracias a favores políticos obscuros y la indiferencia de conservación de patrimonios futboleros como el Estadio Azul; también muestran que lo único que importa del futbol, es el botín financiero que se traduce en los derechos comerciales de los equipos y de la selección mexicana, la lavadora de dinero perfecta en que se han convertido sus taquillas y el instrumento político que son sus plazas. Cuando de lo único que presumía el fútbol mexicano, es de su honestidad deportiva que se limitaba a la anécdota de los errores arbitrales; ha salido a la luz pública por medio de el exfutbolista Hugo Sánchez, como se arregló el resultado del partido Monterrey contra América en la temporada 92-93, en donde se contrató para que fuera el árbitro del partido, al costarricense Berny Ulloa para que fueran los rayados de Monterrey quienes pudieran avanzar y no América, en razón de que la marca que patrocinaba al cuadro norteño estaba financiando a la selección mexicana de futbol. En aquel encuentro, el único que reclamaba airadamente las determinaciones arbitrales, era el hoy denunciante, después de que el silbante no se cansó de anular todos y cada uno de los goles que metía el cuadro americanista para que fuera derrotado 1-0 como era el cometido.