Se denomina imitación a aquel comportamiento mediante el
cual una persona de forma consciente o inconsciente repite acciones, patrones o actitudes de otra persona. La imitación se observa a menudo en
situaciones sociales, especialmente en compañía de amigos cercanos o
competidores. A menudo el concepto
afecta la noción de un individuo sobre el individuo que exhibe los
comportamientos de imitación, mismos que se reproducen, principalmente por dos
motivos, la inseguridad en sí mismo o la envidia hacia la persona que se está
imitando o copiando. La dependencia del accionar de otra persona en la conducta
de un individuo, es la máxima denigración de su proceder humano, ya sea por una
situación de ganancia económica o de carácter social. Este perfil de
personalidad o de “despersonalidad”, resulta grave que se presente en personajes
políticos que supuestamente son representantes
populares, tal y como ocurrió con la legisladora Kenia López Rabadán quien de pronto encarnó a la legisladora Lilly Téllez en el Senado de la República,
durante la comparecencia del secretario de gobernación, Adán Augusto López Hernández al regalarle un detector de mentiras, cuando días antes, Téllez le había regalado el libro de "El Padrino" ala secretaria de seguridad.
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Protestas desmedidas y con violencia, ante el reclamó en la CDMX, sobre la legalización del aborto cuando en esta entidad federativa se permite la interrupción del embarazo, reclamo sobre la muerte de mujeres cuando tal protesta no se está realizando en la Entidad vecina del Estado de México donde existe alta cifra de homicidios femeninos y leyes antiprogresistas, así como reclamos sobre la permisión del matrimonio igualitario cuando fue la CDMX, la primera entidad federativa en legalizar el matrimonio del mismo sexo, y la supuesta demanda de la salida del presidente López Obrador, cuando es el político más aceptado en México y cuando fue la oposición quien puso trabas para la ley de revocación del mandato; y así otros reclamos ilegítimos que son disfrazados en causas legítimas, y que son impulsados por antiprogresistas y corruptos que han perdido privilegios y que no les gusta nada, los cambios lópezobradoristas en la vida pública del país, por lo que pagan o manipulan a grupos que tienen arraigada la cultura del reclamo por abusos y hasta matanzas de gobiernos mexicanos, que no fueron cosas menores en el pasado y pretérito. Sin embargo las mal llamadas feministas, supuestos grupos resistentes de la sociedad civil, y supuestos perseguidos políticos que piden no ser investigados por el descarado y desgraciado saqueo al país, no logran formar grupos nutridos que se unan al plan antiprogresista cuya única ideología es la corrupción. La revolución electorera del 2018, en donde la mayoría votó por el mismo hombre, que como dirigente y jefe de Gobierno, estuvo en las calles con pliegos petitorios congruentes, en protesta; dejó en claro en tal elección, una madurez democrática del pueblo, aunque sin cimientos suficientes para plantear una revolución ideológica, por lo que los cambios políticos que en México se están realizando del poder ejecutivo federal hacía abajo y no con la sanidad de que se produzcan desde el pueblo mismo, es una razón aprovechada por quienes quieren controlar a la opinión pública, al sector poblacional vulnerable, y sacar provecho de una sociedad basada en la protesta inútil, debido a su incapacidad de reacción y movilidad inteligente que era necesaria para los anteriores gobiernos y que ahora en la mayoría de los casos, únicamente flota como arraigo cultural del "rebelde sin causa", en un momento histórico, de estructuraciones a fondo que deberán ser analizadas y hasta contrapuestas, una vez que haya sido recuperada la política de estado, del planeado empobrecimiento, en todos sentidos, con que se medicó a nuestro país. Más
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