Mientras un cínico como Miguel Angel Mancera quien debería
pedir perdón por haber implantado medidas como Jefe de Gobierno que prometió no
iba a implantar cuando era candidato y que en vez de mostrar su arrepentimiento
dice esquivar todas las críticas dirigidas a dicho estafador; por otra parte,
el Presidente de la República Enrique Peña Nieto, ofrece disculpas de algo que
supuestamente no cometió en lo que ambas resultan dos conductas opuestas pero
igual de contradictorias. El ejecutivo Federal olvidando aquel "no te
preocupes Rosario", prefirió disculparse en un adelanto de lo que será su
próximo mensaje de su tercer miniinforme de gobierno, en espera de que no sea
una caja de sorpresas para medidas descabelladas o cortacabezas que nos hacen
recordar aquel último informe presidencial de José López Portillo quien se
excusaba frente a los miserables del país pero por otro lado lanzaba decretos
sin consultar al congreso, que dejaban un México en ruinas con una gravedad
parecida a la del sismo del 85. La petición de "usted PERDONE" de
Peña Nieto coincide con el sexenio portillista, ahora que el dolar está como en
ese tiempo, más alto que nunca y el peso en caída libre, devaluación que no ha
sido imputada a Peña como a López Portillo por las fuentes mediáticas de
control. Al estilo de la iglesia católica contemporánea, de Willy Brandt en
Alemania y los presidentes Mariano Rajoy de Chile y Juan Manuel Santos de
Colombia o el rey Juan Carlos en España al ser sorprendido matando elefantes,
así ahora Enrique Peña Nieto ofrece disculpas en donde quien las concede deberá
interpretar, sí las mismas son únicamente por sus negociaciones patrimoniales
entre empresas ganadoras de concursos de licitud federales y su esposa quien
por cierto,recibió una indemnización como actriz mucho mayor a la que podrá
recibir Chabelo quien ha trabajado en la misma empresa televisora con la
caracterización de niño hasta volverse anciano, o sí esas disculpas también
incluyen la devaluación del peso como las ofrecidas por López Portillo, así como
también las reformas energéticas donde se entrega patrimonio nacional a manos
de extranjeros y la muerte de periodistas y estudiantes, así como el monopolio
neoliberalista, cuyas acciones quien sabe si las clases trabajadoras y
miserables podrán perdonar a nombre propio y al de sus hijos.