Primero los pleitos, censurar, golpear, bloquear, engañar antes que dejar de robar parece ser la prioridad de los políticos de diferentes corrientes, de diferentes partidos y de diferentes cargos. Las mafias de poder no tienen como prioridad la patria sino su venta y su ego. Y sí existe de casualidad un diputadillo bien intencionado será motivo de burlas y risas porque su voto no cuenta, los que mandan son los políticos de elite, los comisionados, los presidentes de los partidos y pobre de aquel político novato que los contradiga. Por éso el cambio es irremediable de el ciudadano hacía arriba y no del mandatario hacía abajo. Pero que no se diga que no somos creativos, hemos sido capaces de inventar una excelente novela que todavía llamamos Revolución Mexicana en vez de cambiar mediante la información y la educación encaminados a un cambio, que ante todo, debe ser pacífico.
