Lo que más perjudica a la mujer es el Día Internacional de La Mujer al ser un día que acepta pero que no reconoce la desigualdad histórica a la que
se ha tenido que enfrentar el sexo débil ante el mundo. Sin embargo la mujer ya
no es el sexo ni débil ni
debilitado. La mujer actual no solamente
es madre, ni su realización
femenina radica únicamente en tener hijos para vivir de los logros de éstos en vez de
los propios. Ni es tampoco esposa para vivir de los logros de su pareja de una
manera silenciosa y detrás del llamado gran hombre. Ahora, la mujer disfruta los logros
de su pareja y de sus hijos pero disfruta más de aquellos esfuerzos propios con
metas alcanzadas sin derechos de autor y que ella comparte. El Día internacional de la mujer
nace como una idea con doble moral del Partido Socialista en Estados
Unidos que es un país exterminador del socialismo y luego es retomado por la Organización de las
Naciones Unidas que es el organismo
testigo y no accionante sino más bien, un solapador de las más grandes violaciones a los
derechos internacionales bajo la bendición del Vaticano. Ahora el día llamado de la Mujer se ha querido comercializar
como San Valentín aprovechando el amor y la admiración que muchos les tenemos a las
mujeres. Y así, el Día de la Mujer se agenda con el día del niño, de los
derechos humanos, de la libertad de prensa, de la paz, del trabajo y quizá hasta del respeto a la mascota, como
fechas que llegaron para quedarse y que intentan ser un marco de resignación y
bandera de luchas demagógicas y de dobles intenciones. Estoy seguro que al igual que a muchos de
nosotros a muchas mujeres, les gustan más los días que no se señalan de
oficio, que no se agendan , que transcurren con el factor sorpresa y no con el
factor protocolizado, aquellos días espontáneos como la lluvia que empapa nuestros sentidos y que tanto podemos disfrutar pero que nos han enseñado afanosamente a que no nos moje. Aquellos días, en donde sin razón alguna llega un
mensaje que les recuerda lo importante que son en nuestras vidas, aquellos
mensajes en donde sin razón alguna, les demostramos que las amamos, que nos importa lo que hacen, que queremos que sepan lo que hacemos y que nos interesa saber que piensan de lo
que pensamos y lo que ellas piensan. Aquellos días que cada vez son menores en el calendario y que no
se envuelven en papel celofán ni se
perfuman de hipocresía. Me cuesta
trabajo felicitar el día de hoy ocho de marzo, a las mujeres que amo, por ser
únicamente El Día internacional de la Mujer, sabedor que mañana nueve de marzo
será el día internacional del DJ y de las ONGs, que el diez de marzo, en muchos países se celebrará el día de la
medicina, el once de marzo el día del bombero municipal de centroamérica y que no basta que exista el Día de la
familia sino que se ha implantado que también debe existir para los calendarios reglamentados; el día del
Niño, el día del padre, el día de la madre y de Los abuelos. En realidad, ni la mujer ni el hombre deben ser considerados como zonas fronterizas
en el derecho a la libertad, a la realización, a la paz, a la igualdad, a la convivencia respetuosa, a la educación y a la
felicidad. Por eso, no busco los días en el calendario sino las lunas en el
cielo para entonces llamarte y decirte sin revisar mi reloj; lo importante que significas en mi vida aunque no sea precisamente el día de hoy.