Solamente a un ser de otro planeta, a un estúpido o a un
hombre cegado por la corrupción, se le puede ocurrir decir, que no subirá el
metro por haber sido promesa de campaña; cuando ya lo subió, y a cifras récord.
A diferencia de Claudia Sheibaúm y de
Mikel Arreola que piden la ayuda de su precandidato presidencial Andrés Manuel López
Obrador y Pepe Meade, respectivamente, para que los acompañen en la contienda electoral
como apoyo para obtener simpatías, en el caso de la precandidata Alejandra
Barrales, sabe que es contraproducente
la presencia de Mancera en su campaña como lo fue para Juan Zepeda contar con Mancera en el cierre de su campaña
por la gubernatura del Estado de México.
La astucia y mala fe de Barrales, la
hace gritar a los cuatro vientos y sin sonrojarse , la importancia de que se
apoye su proyecto, y de forma mentirosa, asegura que es una manera distinta de hacer política, donde lo más
importante no son las diferencias, sino la visión de un mejor país y de una mejor
ciudad y agrega de manera inaudita “que sólo los locos creen que, haciendo lo
mismo, se pueden obtener resultados distintos”, cuando de viva voz, aseguró a
este medio informativo, que de llegar a
ser la jefe de gobierno, ella daría continuidad a los gobiernos de la Ciudad, sin atreverse a reconocer con claridad, que es Barrales quien quiere continuar
con el gobierno Mancerista , que ha resultado, ineficaz y corrupto. Sin embargo
los discursos insolentes, tanto de Alejandra Barrales como de Miguel Angel Mancera; no sabemos cómo es que los realizan, si le son dictados por extraterrestres o si son dirigidos, para quienes piensan que sí, lo son.