Los golpes mediáticos y el cerrar filas en contra de Donald Trump por parte de algunas esferas de poder en nuestro país, también radican en una preocupación de que con las medidas del nuevo Presidente estadounidense puedan reducirse sus ganancias económicas, políticas, así como sus comodidades de su mal gobierno y hasta sus actividades delincuenciales. La presunción de que más de 33.7 millones de migrantes fortalecen la economía mexicana al obtener más divisas que la industria petrolera para México (situación que ha dejado poblados mexicanos dibujados como zonas fantasmas y un campo huérfano) en vez de agrado, debería ser una vergüenza para una política de Estado en donde el mal gobierno se confía en el dinero que mandan trabajadores ilegales para las arcas mexicanas al tener que salir de su patria para buscar ingresos ante la incapacidad de crear una economía y actividad laboral sólida por parte del gobierno su país. Mientras tanto, las divisas obtenidas y el ingreso de capital sin procedencia determinada por la característica del trabajador ilegalizado han servido como un gran soporte económico que le ha permitido a los malos gobernantes mexicanos, saquear la poca industria energética mexicana y paralizar el campo a favor de sembradíos ilegales en donde el campesino nota una gran diferencia en el ingreso para su familia entre dedicarse a la siembra lícita y a la que sostiene el narcotráfico mismo que a la vez puede realizar lavado de dinero con las remesas que proceden de Estados Unidos. Si la política del nuevo Presidente de los Estados Unidos radica en reducir la migración ilegal -que nunca podrá evitarla- tal acción de gobierno antimigratoria también perjudica al gobierno mexicano que ha optado por abandonar el campo y los recursos naturales y turísticos de nuestro país y que ha idealizado el sueño americano para tener manga ancha en sus corruptelas pero también hay que considerar que las medidas que amenaza aplicar Donald Trump, también entorpece al crimen organizado quien se aprovecha de las circunstancias migratorias y la pobreza extrema de los mexicanos para su accionar económico.