Un alto porcentaje de los mexicanos hemos crecido con la cultura del SUPERMAN GRINGO capaz de protegernos de hasta el mismo diablo rojo, color como se iluminan los partidos de izquierda. Los pueblos alejados del libro y cercanos al televisor y atemorizados en su religión, le temen más a la palabra comunismo que a la palabra corrupción. El soñado comunismo de una sociedad en igualdad de oportunidades que se ha rebajado al socialismo, al mismo capitalismo, a la dictadura y al actual neoliberalismo han establecido una guerra con un solo objetivo que es alcanzar el poder y no el bienestar ni alcanzar la igualdad que históricamente ha resultado utópica y en poco arañada por las revoluciones armadas e ideológicas de Francia y Cuba, por un breve lapso de vida. Muchos mexicanos han crecido con dos imágenes que les han marcado su niñez y su vida de adultos que son Mickey Mouse y Fidel Castro, el primero representando la infancia consumista y el segundo el terror de un régimen de gobierno que atenta contra la iniciativa privada, causa hambre, esclavitud, inseguridad, prostitución y nos aleja del paraíso prometido por Estados Unidos entre dos rebanadas de Hot Dog, siendo que en un corte de caja, debemos reconocer que a México lo ha perjudicado Estados Unidos y no cuba, y me refiero en el aspecto político, económico y hasta cultural. por lo que la consecuencia de la desfelicidad de los pueblos, no está ni en el capitalismo ni en el socialismo, sino que radica en la descomposición social y en su mal gobierno ante la más fuerte dictadura, que es la corrupción. Por otra parte, respecto del proceder del gobierno de Castro, cualquier opinión es válida pero carente de autoridad moral para su juicio, ni por parte de los cubanos que se dicen refugiados en Miami y que solo esperan tiempos mejores en Cuba para volver como un hijo convenenciero y mal agradecido regresa a la casa de su padre en las vacas gordas, como tampoco tenemos autoridad de juzgar, los mexicanos que aterrorizados ante la situación política y económica de Cuba, nos distraemos en no darnos cuenta de nuestra descomposición social, de no sensibilizarnos ante la eminente realidad de que uno de cada tres niños viven en la extrema pobreza, de la violación sistemática de los derechos humanos en territorio azteca y de nuestra conducta autonombrada apolítica que ha traído como consecuencia las imágenes que aquí les presentamos y que nos confunden cuales de ellas, pertenecen a esa desdichada Cuba y cuales pertenecen a las estampas que se viven en nuestro país.