sábado, 5 de noviembre de 2016

EL MURO DE SU CONCIENCIA












Estados Unidos vivirá tres tipos de elecciones presidenciales. Una es la elección dura que se divide entre demócratas y republicanos. Otra, es la elección de los indiferentes que  prefieren no emitir voto  y dejar la dirección del gobierno estadounidense en automático confiados en que su país ya no es el más rico del mundo pero sí el más poderoso. Y la otra elección es la que se integra por el voto latino que nunca antes había sido tan reconocido en su importancia y tan  manipulado como en la contienda Hillary- Trump,   colocando a la candidata Hillary Clinton como la salvadora de la  raza mexicana cuando su antecedente político e historial partidista dicen lo contrario - y sino,  nada más hay que recordar que ha sido el Presidente Obama  quien más latinos ha expulsado de los Estados Unidos en su gobierno-. Mientras tanto se condena al candidato Donald Trump quien por usar expresiones vulgares se le ha distorsionado su mensaje y se le acusa de ser el autor original de la construcción de un muro fronterizo que se ha venido construyendo con antelación por otros gobiernos de su país y  en donde poco se divulga  aquella  fotografía en donde el candidato barrigón se atraganta con tacos mexicanos  o sus declaraciones de que terminará la construcción de un muro fronterizo con una puerta abierta para los mexicanos que quieran introducirse a los Estados Unidos de manera legal, así como  su reclamo ante la mala información que se ha difundido sobre los mensajes de su candidatura.   Por otra parte Hillary en su campaña electoral no ha definido con claridad cuál será su postura política migratoria y acepta la intromisión de artistas mexicanos (que no son capaces de reclamar la mala gestión del gobierno mexicano) y que se declaran   a favor de su campaña mientras que Hillary prefiere distraer la atención de los votantes latinos en  su apoyo a una ex Miss Universo  que dice haber sido humillada  en dicho  certamen de belleza  que fue organizado por Trump, y en donde por cierto,  resultó ganadora. Mientras que los candidatos a la presidencia de Estados Unidos son igual de pocos benéficos para  sus países vecinos, la potencia del norte  no reconoce que  no tiene mecanismos de alta seguridad para garantizar el voto de sus ciudadanos estadounidenses al tener deficiencias como  la votación anticipada y  el proselitismo por parte de su Presidente en funciones, por lo que se refugia únicamente en su prestigio democrático y la fe que se le tiene de  proceder electoralmente  de manera correcta y sin cometer fraude con todo y que se les ha caído el sistema en pasadas votaciones. Y es que resulta un pecado mortal,  la sola insinuación de que  el país de las barras y las estrellas pueda realizar un fraude electoral con todo y que su procedimiento de votaciones no es tan civilizado como lo es en países europeos ni cuenta con medidas de seguridad como en teoría y sólo en teoría, las tiene México. La aparición de la guerra sucia en las elecciones presidenciales de Estados Unidos ya hace sus votaciones vulnerables y un declive en la libertad ciudadana que puede estar afectada de vicios del consentimiento debido al engaño del mensaje a favor o en contra de uno u otro de los  candidatos y que por tal razón, debería ser producto de nulidad. Sin embargo tal situación será difícil de reconocer por el país más autopublicitado del mundo, mismo que dice ser democrático y sin embargo permite el mensaje político oscuro para asustar a la comunidad latina. Es Estados Unidos un país tan autopublicitado que puede cobrar por crear la guerra y luego nombrarse defensor, que puede romper un tratado como el de Libre Comercio, que fue creado para invadir los recursos culturales, naturales y económicos de un país y después  eliminarlo o modificarlo al ya cumplir sus propósitos principales y que también es capaz de vender  su Torneo de béisbol como una serie mundial que nada tiene de mundial.