Andrés Manuel López Obrador pertenece al mismo frasco de políticos y de votantes que forman nuestro mundo electoral y también pertenece a la política partidista con los vicios que esta representa. Sin embargo no tiene evidencias que lo acusen de corrupto como las que señalan a Arturo Montiel, Enrique Peña Nieto, Miguel Angel Mancera, Cuauhtémoc Cárdenas, Rosario Robles, Javier Duarte cuando gobernaron sus entidades federativas. Tampoco se puede comparar al llamado "Peje" con corruptos como Salinas de Gortari, Fernández de Ceballos, Ricardo Anaya Cortés, Vicente Fox, Felipe Calderón y otras mafias de poder. El único antecedente de López Obrador como gobernante fue su mandato como jefe de Gobierno en donde sacó a la Ciudad de un atraso estructural de más de medio siglo y en donde implantó programas sociales que fueron criticados de populistas por los priístas y panistas pero que se terminaron implantando y copiando en el sexenio de Fox,Calderón y ahora de Peña Nieto. Sus mañas de austeridad y control de la corrupción desmedida, hacen temblar a grupos beneficiados de poder en la esfera política y empresarial quienes desde su primera candidatura presidenciable se encargaron de establecer una guerra sucia para calumniarlo, desprestigiarlo y calificarlo como un mesiánico, un peligro para México y un corrupto cuando ha sido sujeto a un espionaje en casi tres sexenios sin que se le pueda descubrir o comprobar un acto corrupto con todo y que fue desaforado como mandatario capitalino por una acusación consistente en la mala planeación de una avenida que se construyó para facilitar la llegada a un Hospital. Tales acusaciones han logrado influir en los votantes para no emitir su voto a favor del actual Presidente de MORENA, con todo y que empresarios, comunicadores y el circulo rojo del país, señalen que los medios informativos no pueden influir en los votantes. Sin embargo es extraño que al mejor gobernante de los últimos tiempos para la capital de la República, muchos le tengan un odio desmedido sin una causa sustentable como se le pudiera tener a Carlos Salinas, López Portillo, Arturo Durazo, o al actual jefe capitalino. La causa posiblemente derive de un engaño a las clases altas de que un gobierno obradorista nos puede llevar al socialismo aún cuando tenemos de vecino al imperio capitalista y que la conducta de las clases altas se reflejen en copia para las clases medias que tratan de imitar a las altas y que ser antiobradorista, los hacen sentirse críticos a la moda y hasta con una condición de estatus alta; en razón del grado de manipulación y el nivel educativo de nuestra sociedad y que es aprovechada por quienes se aferran al poder y al saqueo político y económico del país. La guerra sucia ha comenzado ante el cada vez más cercano día de las elecciones presidenciales en donde se vuelven a presentar posibilidades reales para que Obrador vuelva a ganarlas como lo hizo en el 2006 cuando se le cometió el fraude electoral, por lo que ahora, tanto adversarios y enemigos políticos como coordinadores empresariales ya están listos para defender sus posiciones. Por lo que veremos más politiquería al resultar rentable por la ignorancia del electorado. Y es que Andrés Manuel López Obrador no es el salvador del país, ni es un político de nueva generación al provenir del mismo frasco de moscas de nuestra política mexicana, pero sin embargo, sí resulta una opción de respiro para el desmedido saqueo de la actual esfera política y económica que se aprovecha del país y quienes lo ha llevado a la más extrema miseria, no solamente política sino también moral y educativa y también quienes se enojan ante la credibilidad poca o mucha de AMLO, pero de la cual ellos carecen.