Contra todo y por todo, el candidato de izquierda Andrés
Manuel López Obrador intentará de una vez por todas, ser victorioso en la
guerra empresarial y de Estado que le han impedido llegar en dos ocasiones a la Presidencia de la República. En el uso y abuso de unos ciudadanos controlados,
sin ideología política y cuya filosofía está basada cada vez más en el cumplir
sus compromisos de mensajería vía celular y redes sociales; poco será la
distinción que puedan hacer entre un candidato de ideas atrevidas ante la
situación extrema que vive el país, y aquellos otros cuyas promesas de campaña
no se basan en un proyecto político sino en una estrategia propagandística para
mantenerse en su esfera de poder, velar por sus privilegios y seguir siendo
cómplices del saqueo a la nación. Toda vez que la baraja de políticos no
corruptos y con proyectos de nación se basan en un solo candidato. El votante
tendrá que arriesgarse o simplemente, someterse al miedo mediático que tanto conviene a los
privilegiados del poder que han obtenido mediante el abuso a la nación mexicana. ¿Serán suficientes cuatro días de silencio para que el elector
irracional de pronto, piense sin influencia intelectual, en por quién va a
votar?. La veda empieza para que no escuchen aquellos que siempre han sido
mudos, aunque el examen de conciencia parece llegará dentro de mucho más tiempo después, ya que una sociedad
corrompida, capaz de vender su voto, de optar por la indiferencia e incapaz
de despedir como asesores de su voto, a los medios controlados de
comunicación, es una sociedad o que no vota o que vota por trámite.