China es un país cuyos derechos laborales han sido cuestionados en razón de que se han minimizado para darle paso a la producción desmedida para conseguir el potencial económico mundial por lo que era importante para el país asiático mostrar su mejor cara al mundo por medio del deporte como en un tiempo lo hizo Cuba, la URSS y lo hace Estados Unidos. El plan para china comenzó varios años antes de lospasados Juegos Olímpicos de Pekín 2008 y se mantiene hasta hoy. La fórmula fue exitosa, con China en el primer lugar del medallero olímpico y Estados Unidos, el gran candidato, relegado al segundo lugar. En el gigante asiático, los chicos que tienen talento en el deporte no se dedican a jugar, sino a entrenar para convertirse en grandes deportistas.De esa manera, Todos los años se realizan pruebas para seleccionar a los mejores chicos, no mayores de ocho años, en diferentes deportes. De esa selección se deriva a los menores a diferentes centros de entrenamientos en diferentes provincias. A partir de ahí, se les aplica una estrategia de entrenamiento estricta: desde esa edad, se entrenan a la par de un atleta de alto rendimiento.Mientras los atletas contemporáneos se destacan enlos olímpicos en turno, hay un ejército de chicos que se prepara para ser las próximas estrellas de losOlímpicos. Recordemos que en Seúl conquistaron cinco oros; en Barcelona llegaron a 16, la mitad de las que obtuvieron 12 años más tarde en Atenas '04. En Pekín, la cosecha de oro se planeó histórica y ahora se refleja en Río de Janeiro.. El objetivo perseguido desde las instancias comunistas oficiales no es ningún secreto: la gloria para China en forma de medallas de oro."Los líderes chinos siguen viendo el deporte no como negocio o entretenimiento, sinocomo la proyección de las ambiciones nacionales", escribió Brook Larmer, autor del libro Operación Yao Ming.China siempre ha puesto el deporte al servicio de la política, como fuente de prestigio y respeto internacionales. A ese propósito destinaron la creación de un sistema, de inspiración soviética, pensado para fabricar campeones olímpicos e ídolos deportivos.Así se levantaron los 3.000 colegios deportivos aún operativos,donde se entrena y moldea a 400.000 promesas que, con la criba de la competición, serán los campeones olímpicos del mañana. Los dos principales iconos chinos del deporte, el baloncestista Yao Ming y el vallista Liu Xiang, son presentados como prueba del éxito del sistema. En 2001, después de que Pekín fuese elegida ciudad anfitriona de los Juegos Olímpicos que ahora se celebran, el Ministerio de Deportes chinoelevó su presupuesto anual hasta los 714 millones de dólares (479 millones de euros).Un desembolso así implica reclamar los servicios prestados cuando alguno de sus deportistas alcanza la gloria, los sueldos millonarios y los jugosos contratos publicitarios.La inversión en el deporte en China también consiste en pagar bien a sus deportistas para que vean en el deporte la única salida de su pobreza y su situación tan compleja en lo laboral, situación que también se presentó en otros países socialistas lo que hace frente a un deporte amateur disfrazado al ganar como profesionales. Liu, de 25 años, ganó casi 8 millones de dólares (5,3 millones de euros) en premios deportivos e ingresos por publicidad dos años después de ganar en Atenas, según Forbes. Sin embargo, estaría repartiendo entre dos tercios y la mitad de esa cantidad entre su agente, la federación china de atletismo y el engranaje deportivo de Shanghai, su ciudad natal.Es el retorno que exige el Estado después de haber invertido en él durante toda su carrera deportiva.Actualmente, el velocista chino ha multiplicado sus ingresos, no sólo al haber disparado su caché como campeón olímpico y recordman de la distancia sino, sobre todo, por sus contratos publicitarios con Nike, Coca Cola, Kia, Visa y China Mobile.