El boxeador mexicano Misael Rodriguez quien tuvo que pedir limosna, perdón, mejor dicho "apoyo" para sus entrenamientos y compromisos boxistícos por no encontrarlo en las autoridades del deporte mexicanas, le salvó el copete al Presidente Enrique Peña Nieto al obtener medalla olímpica de Bronce en lo que iba a quedar como un antecedente en el sexenio Presidencial de Peña, como una participación totalmente nula del deporte mexicano en juegos Olímpicos como hace mucho no le ocurría a un Presidente. Sin embargo aunque la historia no lo va a registrar, muchos recordarán como quedó en evidencia el proceder en que un Presidente de la República que en un acto de corrupción e "influyentismo" colocó a uno de sus amigos, (en este caso a su cuatacho Alfredo Castillo) como autoridad deportiva aún, siendo un ignorante del deporte y un hampón. Aunque en los círculos políticos se señala que a su regreso de Brasil, el encargado de la CONADE tendrá que presentar su renuncia y después sujetarse a un juego político por parte de la Cámara de Diputados y Senadores, eso no excluye que los cercanos a Peña Nieto, busquen a Misael Rodriguez como un botín político aprovechando su fama y necesidad económica, para que no hable mal del señor Presidente y lo apoye en su buena imagen. Y para éso, quizá un fonazo, bastará.
