En estos momentos , aunque con lluvia en la CDMX, Júpiter y
Saturno se cruzarán en el cielo nocturno y, por un breve momento, parecerán
brillar juntos como un solo cuerpo celeste, en un fenómeno que se llama el beso
y que muchos relacionan con la estrella
que fue guía de los Reyes Magos para
llegar al portal en donde se encontraba recién nacido Jesús. Si bien las
conjunciones planetarias como ésta no son eventos particularmente raros aunque
tampoco cotiniados; resulta que la conjunción de este año es diferente por al
menos dos razones. La primera es el grado en que los dos planetas estarán
alineados. Los expertos predicen que aparecerán más cerca que en casi ocho siglos
y también más brillantes.Pero el segundo factor, y el que ha puesto este evento
en el centro de atención, es que ocurrirá en el solsticio de invierno, justo
antes de Navidad y que muchos refieren al mismo evento astronómico que la
Biblia que dice que llevó a los Reyes
Magos a José, María y el recién nacido Jesús y que han llamado: la estrella de
Belén. Ahora, casi 800 años después de
emitir su última luz visible en 1226, la estrella de Belén vuelva hoy a
brillar, y lo hace en un momento en donde la humanidad debe estar a sana
distancia y sin juntarse los labios, pero paradójicamente , los dos planetas
más grandes del sistema solar formarán el fenómeno de El Beso; y parecerán una sola longitud celeste gracias a
su acercamiento, aunque lo cierto es que
estarán separados por miles de kilómetros. Ante la pandemia del coronavirus
quizá nazcan nuevas explicaciones imaginativas ante la primera explicación natural de este hecho
la ofreció en 1614 el astrónomo alemán Johannes Kepler, quien determinó y
relacionó tres conjunciones de Júpiter y Saturno (suceso muy poco frecuente)
con la estrella de Belén. “El Beso de Navidad” se traduce en una gran
conjunción planetaria que no volverá a ser visible hasta el 2080. Más en www.somoselespectador.blogspot.com