“¿Qué tentación nos puede venir de ambientes muchas veces dominados por la violencia, la corrupción, el tráfico de drogas, el desprecio por la dignidad de la persona, la indiferencia ante el sufrimiento y la precariedad? (…) Creo que la podríamos resumir con una sola palabra: resignación”, señaló el papa ante miles de seminaristas, sacerdotes y monjas congregados en el deportivo Venustiano Carranza de Morelia, Michoacán.
Francisco explicó que esta resignación “que nos paraliza y nos impide no sólo caminar,sino también hacer camino; una resignación que no sólo nos atemoriza, sino que nos atrinchera en nuestras “sacristías” y aparentes seguridades”.
“¿Y qué le vas a hacer?, la vida es así”, dijo el papa en la capital de Michoacán, uno de los estados que ha enfrentado altos niveles de violencia.
Hace tres años, en febrero de 2013, surgieron grupos de autodefensa en la comunidad de La Ruana, del municipio de Buenavista Tomatlán. El grupo, de unos 80 civiles armados, se formó para defender a su comunidad de las extorsiones, secuestros y robo de mujeres que cometía el grupo criminal de Los Caballeros Templarios, ante la inacción y nulos resultados de las autoridades estatales y federales para combatirlos.
El papa también recordó a Vasco de Quiroga, “el español que se hizo indio”, uno de los principales evangelizadores españoles en Michoacán. El “Tata Vasco”, dijo, fue el ejemplo de que venció la tentación de caer en la resignación ante la mala situación de los pueblos purépechas, “movió su fe, movió su vida, movió su compasión y lo impulsó a realizar diversas propuestas que fuesen de “respiro” ante esta realidad tan paralizante e injusta”.
