sábado, 10 de septiembre de 2016

UN MURO NOS VIGILA















El Muro fronterizo entre México y Estados Unidos es una construcción no solamente avalada por Ronald Trump sino también por Barack Obama y por la candidata del Partido Demócrata Hillary Clinton quienes  se plantan en su hipocresía. La idea  de construir un muro como copia de la muralla china entre México y los Estados Unidos, surgió en el año de 1994 por Duncan Honter representante del partido republicano y desde que fue aceptado su proyecto, la construcción se ha venido realizando en la frontera norte de nuestro país, por lo que el tema de El Muro fronterizo no es nuevo. El plan divisorio ha estado  bajo la tolerancia de los presidentes mexicanos y la idea  firme  de los gobernantes estadounidenses, incluyendo a Barack Obama y a la misma candidata Hillary Clinton quienes no se han pronunciado sobre la detención del mismo, por lo que si la intención de por lo menos, parte del  actual gobierno de Estados Unidos, fuera poner alto a la barrera fronteriza que pretende detener el tránsito de indocumentados mexicanos mediante un Muro; no sería necesario nada más denunciar a Trump como una amenaza para los indocumentados  mexicanos sino también debería existir la disposición de  celebrar un tratado internacional entre Peña Nieto y Obama como presidentes en funciones, con una cláusula prohibitiva al respecto y detener  cualquier construcción de tal especie y un compromiso  de promesa por parte de Hillary Clinton con el actual Presidente mexicano de no seguir con la idea del Muro en caso de coincidir como gobernadores de sus países respectivos, y así en una celebración contractual a nivel internacional aprobada por el senado respectivo y con otros países como testigos,  podríamos entonces sí señalar, una política diferente por parte de Obama y una candidatura viable  y bondadosa para  los mexicanos por parte de  Hillary  a diferencia a la de Trump al respecto de los indocumentados. Las imprudentes declaraciones de Trump lo ponen como un tiro al blanco que ha sido  aprovechado por Hillary para omitir cualquier declaración al respecto  y adoptar el papel de comprensiva con los inmigrantes para una vez estando de mandataria seguir la política abusiva,  dictatorial e invasora que adoptó también su esposo Bill Clinton cuando ocupó la Presidencia del imperio. Cualquier gobierno latinoamericano baila al son que le toquen los Estados Unidos, incluyendo a México, de no ser así, el país de la bandera de las  barras y las  estrellas ordenaría  ante cualquier desobediencia del gobierno mexicano, las   medidas consistentes para obtener la obediencia y que pueden consistir   desde un embargo comercial hasta la intervención militar, situación que dudó en confesar pero terminó insinuando  Ronald Trump.  Estando en estas condiciones la relación de México con los Estados Unidos; la inconformidad de cualquier Presidente  de México debe manifestarse pero de manera moderada, por lo que las rabietas que hacen los partidos de oposición ante la visita de Ronald Trump a México  y la actitud que mostró Peña Nieto en dicha visita, no son más que acciones  oportunistas para ganar votos en las próximas elecciones presidenciales, porque cualquier candidato que llegue a la Presidencia de México con el partido de cualquier color que sea, a la hora de la hora, acabará también bajándose los calzones ante la política de los Estados Unidos, al menos que adopten una política como la que ahora se crítica por parte de Venezuela. La construcción de un Muro puede ser humillante para cualquier pueblo, pero si se construye en territorio no invadido y propio del constructor, también es un derecho en el cual está  el gobierno de los Estados Unidos, ya que frenar el tránsito ilegal de personas, debe ser una preocupación que también debe atender México,  y lo debe hacer, cubriendo las necesidades de los mexicanos que tienen que buscar soluciones laborales en  otro país que no es el suyo y no defender el fenómeno emigrante como una situación que pueda  causar orgullo, y no utilizar   la escapada de mexicanos a otro país como una manera perversa para obtener divisas o lavado de dinero.