Críticas de resistentes pero también eco, se ha generado
ante la columna en donde suscribo que el
Presidente Andrés Manuel López Obrador
es de los personajes más merecedores para ser nombrado con El Premio
Nobel de la Paz, argumentos que ahí expuse, al igual que en TVNET,
en el programa "No Hay porque NO saberlo", en donde apuntó que
ante su determinación de reestructurar la vida pública y política de su país,
así como desmantelar al presidencialismo absolutista, apegado a la corrupción y su actitud y estrategia del mandatario ante la mortal pandemia que
embarga al mundo, es el tres veces candidato a la presidencia de México y
actual mandatario constitucional, quien merece tal presea como en otros tiempos
la han recibido otros mexicanos en
diferentes rubros de la premiación sueca,
cuyos méritos han sido menores a los que tiene el Presidente López, que
ha sido el candidato con mayores votos a
su favor del México moderno y uno de los de mayor aceptación en la historia del país y en latinoamérica. Ante la
lista de consideraciones por las cuales se debe apuntar como premiado al licenciado Andrés Manuel López Obrador, se
suma la determinación aún no confirmada
por el gobierno mexicano, de que será nuestro gobierno, un mediador entre la
situación conflictiva que se vive en Venezuela, misma que en próximas semanas
podría estipularse sus juntas de diálogo en la Ciudad de México. Como también
lo he dicho, es cierto que en el gobierno lópezobradorista, faltan resolver
rubros como lo es la pacificación del país y la reducción del ataque criminal,
así como la reivindicación laboral ante el abuso empresarial y bancario basado
en los AFORES y en otros instrumentos que fueron legalizados por sus
antecesores; pero que tales situaciones que son incumbencia de todo el Estado y
no radican en la varita mágica de un solo hombre, no desmeritan ni desmerecen un nombramiento internacional,
que finalmente sólo es simbólico y político, como caracteriza al metal
honorario, porque el verdadero reconocimiento lo brindará el pueblo de México y
lo juzgará la historia.Más en www.somoselespectador.blogspot.com