Por Raúl Varela Curiel.
De acuerdo a lo establecido por la Wold Transhumanist
Association podemos entender el Trasnhumanismo como “una manera de pensar en el
futuro basado en la premisa de que la especie humana en su forma actual no
representa el final de nuestro desarrollo sino más bien una etapa relativamente
preliminar”. Palmariamente, el filósofo Nick Bostrom de la Universidad de
Oxford lo define como un movimiento cultural, intelectual y científico que
afirma el deber moral de mejorar biotecnológicamente las capacidades físicas y
cognitivas de la especie humana, y aplicar al hombre las tecnologías emergentes
(nanotecnología, biotecnología, tecnología de la información, ciencia
cognitiva, inteligencia artificial, robótica, realidad virtual, etc), a fin de
que se puedan eliminar los aspectos no deseados y no necesarios de la condición
humana: el sufrimiento, la enfermedad, el envejecimiento e, incluso, la
condición mortal. La ciencia, como cualquier otra actividad humana, tiene
límites que deben ser observados por el bien de la humanidad, y requiere un
sentido de responsabilidad ética. La verdadera medida del progreso, es lo que
está dirigido al bien de cada hombre y de todo hombre. El punto de inflexión
que puede conducir a la inminente puesta en práctica de diversas variantes del
Transhumanismo en un futuro próximo a ser perjudicial para el género humano, es
el de atentar contra la eminente dignidad humana y la libertad personal, ambas
constitutivas de la condición humana. La Ley natural nos puede ayudar en el
discernimiento de lo verdaderamente conveniente y puede ser la brújula para
hacer bien las cosas. Hoy más que nunca sigue siendo válido el principio de que
no todo lo que es técnicamente posible o factible es, por lo tanto, éticamente
aceptable.Parece ser que queremos tener en nuestras manos el poder sobre la
vida y sobre la muerte. «ser como dioses». Queremos ser como dioses, pero
dioses poderosos, no dioses amorosos. Transhumanismo como lucha por la supervivencia
no lucha por el poder.Todo es lícito, mas no todo conviene. Es menester que las
tecnologías emergentes estén al servicio de las personas y no al revés. Para
ello es a su vez necesario contar con un sistema axiológico humanista de
aplicación universal para decidir en qué casos, la aplicación de diversas
variantes de tecnologías transhumanistas en nuestro cuerpo y mente resulte
moralmente plausible, y en que otros casos no.En el contexto histórico en que
nos encontramos, es prioritario humanizar la técnica, poniéndola al servicio
del hombre y salvaguardando la vida humana en cada instante de su existencia. Más
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