Hace 500 años ocurrió uno de los episodios más
transformadores de la historia de México.
El 13 de agosto de 1521, hace justo ahora 500 años, la
ciudad indígena de México-Tenochtitlan -hoy Ciudad de México- fue capturada
luego de un estado de sitio y batallas encarnizadas que se prolongaron durante
tres meses.
Era la conquista de México, la cual fue protagonizada por
miles de guerreros con rostro y color de piel familiar para los mexicas que
gobernaban aquella imponente urbe.
Y es que tal hazaña fue obra de un ejército 99% indígena. El
otro 1% era un contingente de hispanos, esclavos africanos e indígenas
caribeños encabezados por un hombre, el español Hernán Cortés. "Lo que los
une es un enemigo común, los de México-Tenochtitlan", dice a BBC Mundo el
historiador Miguel Pastrana, un investigador sobre el periodo indígena-colonial
de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Cortés fue el gran articulador de una alianza que los
indígenas en ese momento, subraya Pastrana, entendieron de otra manera.
Entonces desconocían que desembocaría en el poder hispano en América.
"Hasta la caída de Tenochtitlan, los indígenas ven a
los españoles como un grupo más de tantos. No concibieron la magnitud del
cambio que se avecinaba. No son del todo conscientes de las implicaciones de la
presencia española", advierte el investigador. Eso ha dejado a pueblos
mexicanos con origen indígena, como Tlaxcala, bajo el estigma de
"traición".
Pero una revisión fiel de los hechos muestra que lo ocurrido
hace 500 años no fue ni una gesta épica de los hispanos ni una traición
indígena, sino el producto de una alianza muy pragmática. Una cosa hay que
tener clara para comprender lo que ocurrió, explican los historiadores: los
pueblos indígenas de la región eran muchos y cada uno actuaba conforme a sus
propios intereses.
Había señoríos, los atépetl, cada uno de las cuales tenía su
propio gobernante (tlatoani), su pueblo y su territorio. En la práctica
funcionaban como ciudad-Estado, cada uno de los cuales construía alianzas para
expandirse y defenderse.
La más poderosa era la Triple Alianza, conformada por los
señoríos de México-Tenochtitlan, Texcoco y Tacuba, que controlaban a decenas de
pueblos de los alrededores, en algún momento más de 50.
Los señoríos bajo su dominio debían pagar tributo y
servirles de apoyo militar, administrativo y hasta religioso, explica Pastrana.
Y había pueblos rivales de los mexicas, como la Confederación
de Tlaxcallan (donde hoy se ubica el estado de Tlaxcala), con quienes tuvieron
guerras y conflictos mucho antes de la llegada de los europeos. "Hay
muchos pueblos que estaban resentidos con los mexicas por la política
expansionista y las reformas de Moctezuma", el gobernante de la Triple
Alianza Los hispanos habían tenido un primer encuentro con Moctezuma en 1519,
pero en junio del año siguiente fueron expulsados de la ciudad tras el
enfrentamiento de la "Noche Triste".
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"infernal" derrota de Hernán Cortés y sus tropas a manos de los
mexicas
Entonces vino una recomposición de fuerzas que dio fin al
dominio mexica un año después.
Cortés se dio cuenta de que debía regresar con una gran
alianza indígena para avanzar sobre un objetivo común: la poderosa Triple
Alianza.
"Lo que los une es un enemigo común, los tenochcas, y
la mutua necesidad", enfatiza Pastrana. La alianzaque establecieron los
pueblos indígenas con los hispanos fue clave para asediar entre mayo y agosto
de 1521 a la ciudad de México-Tenochtitlan, la cual vivía momentos de
debilidad.
Además de contar con un número de combatientes a caballo y
armamento europeo, la fuerza principal del ejército invasor eran los miles de
indígenas -principalmente tlaxcaltecas- para combatir la resistencia mexica.
Pero también había fuerza indígena de muchos otros pueblos:
Cempoala, Quiahuiztlan, Texcoco, Chalco, Xochimilco, Azcapotzalco y Mixquic. "Era
un ejército enorme e imponente, con muchísimos efectivos, sobre todo indígenas.
Por cada español habría 10 o 15 indígenas, además de las fuerzas de
apoyo", explica Pastrana.
La victoria hispano-indígena fue gradual, con avances y
retrocesos jornada tras jornada a partir de mayo de 1521.
Los españoles mandaron construir 13 bergantines, unas
embarcaciones que fueron clave para vencer a las canoas que los mexicas usaron
exitosamente en el pasado para defender el lago que rodeaba a
México-Tenochtitlan.
Luego de varios enfrentamientos, se lograron posicionar en
tres de las calzadas que contactaban la isla de Tenochtitlan y su ciudad
hermana, Tlatelolco, con tierra firme, cortando así todo suministro de comida y
apoyo militar. También cortaron el agua potable, haciendo que lentamente
cayeran las bajas -calculadas en decenas de miles- y la moral de la ciudad
mexica.
Los mexicas tuvieron algunas victorias en las que capturaron
españoles a los que les dieron muerte y colocaron sus cabezas en sitios
notorios para intimidar a los enemigos, según el relato del cronista Bernardino
de Sahagún. Cansados del lento avance, y las bajas producto de las pequeñas
batallas que ganaban los mexicas, las huestes de Cortés exigieron un ataque
final.
Aun dubitativo, el líder del ejército hispano-indígena optó
entonces por una ofensiva devastadora y desmoralizante contra el enemigo.
"Para minar la confianza de los mexicas nuevamente, que
ahora ya sabían la forma de combatir de los españoles, consideró que debía
mostrar una crueldad nunca antes vista", explica el historiador Julio Arriaga
en "La Caída de Tlatelolco".
En la calzada de Iztapalapa, según relató el propio Cortés
en sus "Cartas de Relación", encontró a mujeres y niños buscando
comida.
"Casi sin dudarlo, se lanzó sobre ellos junto con los
tlaxcaltecas, matándolos en cantidades que, según él mismo, superaron el número
de ochocientos", señala Arriaga. Primero cayó Tenochtitlan. Después los
españoles avanzaron hasta Tlatelolco, el último reducto donde estaba
Cuauhtémoc, el último gobernante mexica.
El 13 de agosto de 1521, el tlatoani fue capturado y llevado
ante Cortés.
"Cuauhtémoc le pide al conquistador que lo mate con su
daga, a lo que Cortés se muestra compasivo y lo perdona", señala Arriaga.
"Y allí, en esa fecha tan importante para el mundo
mesoamericano, el 13 de agosto de 1521 (…), la Triple Alianza es capturada por
Cortés y sus aliados tlaxcaltecas". Los pueblos indígenas que se aliaron a
los europeos han cargado con el señalamiento de traición desde que la toma de
México-Tenochtitlan se cuenta desde el punto de vista nacionalista mexicano.
Pero los historiadores señalan por qué es erróneo pensar que
había una causa indígena que fue traicionada.
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de la historia de México
"No había una idea de 'lo indígena' como tal. Esa idea
es producto de la conquista, no es anterior a ella", explica Pastrana.
"Definitivamente no se puede hablar de una traición
porque no eran pueblos amigos. No eran grupos que tuvieran una alianza
pacífica, una relación de iguales. Tenían una serie de conflictos. No puede
hablarse en ningún sentido de traición", sostiene el historiador. De
hecho, la alianza originalmente fue una propuesta de los indígenas de Cempoala
y Quiahuiztlan, reforzada por los tlaxcaltecas, pero la entendían en distintos
términos.
"Para Cortés, los pueblos indígenas se dan por vasallos
a la Iglesia católica por intermedio de él. Para los indígenas, es una relación
entre iguales, entre amigos que establecen un pacto de mutuo apoyo
político-militar. Ellos no saben qué es un rey ni mucho menos qué es ser
católico", continúa.
La historia muestra que al apoyar la conquista hispana, los
indígenasperdieron todo podercon el establecimiento de la colonia española.
Pero eso no lo podían saber en ese momento, subraya
Pastrana.
"Los indígenas vieron a un grupo de gente rara que
podría ayudarle a sus intereses. Pero no eran conscientes de lo que venía.
Nadie podría haberlo estado", sostiene el historiador.
"En la política de ayer y de hoy, todo plan se hace con
malicia. No lo veamos en términos morales, veámoslo en términos culturales. Los
españoles de esa época no tenían que ser hermanas de la caridad, ni los
indígenas, que eran explotadores". El 13 de agosto de 1521 terminó la era
de la Triple Alianza en el poder, pero no ocurrió un cambio de la noche a la
mañana.
Pasaron décadas para que se consolidara un nuevo orden de la
vida en el territorio de dominio mexica que pasó a ser el de la Nueva España.
"No es solo la sustitución de un grupo de poder por
otro: fue un cambio cultural, político, económico, lingüístico, biológico
radical", explica Pastrana.
A partir de la captura de México-Tenochtitlan, la empresa
hispana en América se extendería hacia una enorme expansión por Centro y
Sudamérica en las décadas siguientes.
"El 13 de agosto de 1521 fue el primer gran capítulo de
la construcción del mundo moderno", considera Pastrana
"Los pueblos de la región de Mesoamérica -a la que
pertenecía México-Tenochtitlan- no acaban en 1521, sino que empiezan a
transformarse. Y es el inicio de una enorme experiencia cultural que es Nueva
España", concluye.