Uno de los máximos compositores de habla hispana que es Manuel Alejandro, en una de sus canciones escribió "...el amor no conoce el final" y luego rectificó en otros de sus temas diciendo "el amor acaba". Y en realidad todo lo que comienza, irremediablemente también acaba; sin embargo valores humanos y expresiones del alma como el amor, tienen la particularidad de que terminan pero también se eternitizan cuando el amor tiene el potencial de la trascendencia, como el caso del amor entre Alma Inés García Pérez y Eduardo Obregón Hernández cuyo andar de la mano y del brazo duró por más de medio siglo, y que no solamente se hizo trascendente en el nacimiento de sus hijos y ahora en el crecimiento de sus nietos, sino también en la alegría y en la fortaleza que se obtiene con el amor, cual árbol sano que en vez de disminuirse se fortalece y sigue creciendo, aún con la ausencia del ser amado. Nuestro agradecimiento para Maribel y la familia Obregón García por compartirnos estos invaluables momentos, nuestra solidaridad por la partida de hace tres meses de la Señora Alma Inés que hoy cumpliría 55 años de casada con Don Eduardo, pero sobretodo, nuestras felicitaciones por hacer del amor un sembradío cuya trascendencia se hace cosecha.Más en www.somoselespectador.blogspot.com